domingo, mayo 06, 2018

1 fecha en el banco



Verja. Papas primate entre boñato y zanahorias cibernéticas. A sacar el teléfono para hablar-escribir lo que aprendo a callar, con el mero propósito de volcar en éste páramo siniestro, lo que resta de mi fe y de mi magia. Solo una honda bocanada de fernet con coca cola y mi cuñado templando la lonja de su piano Núñez. Mareo de las seis y media de la tarde. Suspendido de mi labor por indisciplina, (nada de lo que extrañarse)  Llora la nena, es desgarrador. Hay comida recién hecha y lps gritos por encima. Cae la bondad de otro niño, una especie de héroe de la inocencia. Casi un caballero infante que atiende con honesto consuelo, los gritos de la niña peinada. Esa tortura amable, esa tarea que mamá hace a desgano pero presumiblemente complacida, con un amianto maternal que la protege del fuego del llanto. De golpe una tormenta de tambores revienta en la cuadra para que los pájaros escapen y el barrio salga a la calle a chancletear y sonreír al ritmo de incontables parches. Además un olor a lluvia que no necesita explicación. Yo encuentro, a través de la cocina, una ventana por donde me escabullo de la borrachera tempranera. Levantar fondo de panceta, cebolla y cerdo con un vaso de fernet con coca. Tomate y queso. Romero, tomillo y orégano de una maceta. Aceite de oliva. Huevos. Sal y pimienta. Después las luces verdes de Emigrante, una blonde a precio, dos chicas que me miran. Sordo desinterés y esta cantidad de birra que desde hoy... Fede Graña toca Race Against the Machine, acá abajo y es todo un metal.

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