domingo, mayo 06, 2018

Las Ánimas -29-

 Tomé el camino más largo, me abrí unos 600 metros, cambiando el rumbo oeste por el sur y apuntando a un costado del pequeño monte que se nutre con el agua del Cerro Enano, me encaminé al regreso. Demoré unos 20 minutos hasta llegar a los primeros árboles amuchados,  la yegua me llevaba al paso de mi meditación, dándome reparo para poder procesar las magnitudes e implicancias de este recuerdo. 
  Tras un breve paseo bajo las sombras y los troncos del montecito, vuelvo a salir al pie de la loma que me separa de la casa. Remonto el repecho de pasto como tantas otras veces que ahora puedo recordar, y que tan solo 2 horas atrás, eran inexistentes en el archivo de mi memoria. Me parece tan evidente la maniobra dd mi tía ahora, que no entiendo cómo no lo pude prever. Su técnica es admirable. Tal vez nunca hubiese podido recordar los sucesos y sentimientos involucrados en aquella tragedia. Hice un buen trabajo para esconder todo eso de mi mismo, pero un mejor trabajo hizo ella, volviendo a ponerlas de frente a mis ojos,  hasts hoy nublados por la lejanía.
  Desmonté frente a la casa, cerca de la camioneta Corsa de mi padrino. Me sentí liberado, casi pleno, más consciente en terminos indefinidos. A la vez muy cansado, con muchas ganas de acostarme a hacer la siesta. Serían casi las siete y recién el sol arrancaba a apoyarse en el poniente cuando volví. Dos de mis primos chicos bajo el alero de la entrada, construían algo con maderas, pedazos de cartón y hojas. Se comprometían mucho con su parte y cuando pasé junto a su lado los oi decir "ta, pero vos no eras el que mandabas de todo, dijimos que íbamos a votar" y otro niño que le respondía "votar?, no podemos hacerlo más rápido?"
 El olor de frutas y mantecas volaba en la penumbra. Una lucecita amarilla avisando gente en el fondo.  Vainillas. Almíbares y ron. Me tiro en el sofá de puro agotamiento. El padre de Rolo, en el fondo, se afirma en su guitarra y canta "El gallo Azul". Lo escucho acá lejos, de costado con la cara en el sillón y apenas me da para pensar: Ladiana...
 Me duermo.

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