Tras la puerta

En la noche lenta del mundo en tinieblas
los ventiladores sueñan con trajes de novia
mientras mueven el aire, con inmutable elocuencia

Todo en un raro e intenso instante se condensa,
dejando el alma sumida en verdes silencios.
Dejando flotando el aliento en la noche inmensa.

Ahora aves de la noche reinan, en su cielo sin estrellas,
mis ojos las ven y sueñan, como un remoto temblor
mi alma las siente y resuella, como un triste aparato a motor.

Beberé el néctar de los suspiros, yo solo, a esta hora.
Cenaré con los recuerdos fugitivos de la palabra sola.
Y al final me acostaré sin ella, sin nadie, sin sombra.