jueves, marzo 22, 2018

Cotillón sepia

Fue demasiado breve la síntesis de nuestro cielo. Dos flechas que inesperadamente se hacen pedazos entre sí, en pleno vuelo, manchando la aurora con cientos de piezas inconexas, flotando para siempre tras la almohada. Quedará un libro de nadie, haciendo tristes maromas para no desaparecer. Los restos de un escenario que momentáneamente nos vinculó con tizne de eternidad. Atrapados en nuestro refugio, calcados una y mil veces sobre ventanas que dan a la nada, creyendo una libertad sin alas, nos jorobamos, reprobados y hasta ilícitos, en una línea de tiempo que parece un espiral, pero que no lo es. Cunde un silencio de mentira en las veredas que insinúan cotillón sepia. Se raja la madrugada y, por supuesto, el sol se muere.

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