lunes, marzo 12, 2018

Tripartita de marzo

 Quiero arrancar las berenjenas que cubren su memoria. Quisiera asestar en la tiniebla, certeras flechas de luz y de memoria viva. Le explicaría que el tiempo nos reclama, que la luna nos grita entre las nubes que con apuro, barre la primer brisa del otoño. La calle esta llenita de flores. Vivimos transitando el eterno renacer de la sustancia universal. Somos una vuelta más en el motor de la conciencia, esos veloces engranajes infinitos que mueven los hilos de millones de títeres y duendes. Pero dirá que no. Va a decir que nada es todo lo que desea, que su amor prefiere la muerte, que su luz no quiere arrojar mi sombra por la ventana de la vida.

  Hoy soñé con la pequeña Eve, nunca totalmente desaparecida de mi memoria, ni siquiera de mi corazón. Soñé que hacíamos el amor entre pálidos tonos de pasteles que en momentos llegaban a envolvernos. Este aire de marzo me inyectó durante mi escaso tiempo durmiente, la tersa firmeza de sus muslos, su rojísima boca estallada en la palidez mortal de su piel. Fueron tan intensos los tonos de su cuerpo, tan empapados los incontables matices de rosa, que en mis sueños la deseaba con amoroso salvajismo. Desperté amarrado, deshuasado por la inesperada remoción de tales imágenes. Me pareció oler el perfume de su pelo en la medianoche de Jacinto Vera. La extrañé fugazmente al pasar cerca de una madreselva. 

 Gira la luz del cuarto en rítmica monotonía. El chorrito amarillo de la de bajo consumo, alcanza apenas para cubrir los objetos más expuestos, el resto vibra solapadamente en la sombra donde los mosquitos parecen aviones de combate. La luz de las estrellas ha empezado a cambiar, anochece más temprano. La vida de la ciudad ha alcanzado cierto nivel de madurez que resuelve en noches más largas, en más horas de luz artificial, en acolchados para el frío o dos pantalones. La noche de la Unión es bastante más silenciosa que la de la Aduana, allá la noche es de los gatos, mientras que acá son los perros los que ponen permanente flotación a sus llamados nocturnos. También hay un kiosco de 24 horas donde se pueden comprar cigarros y alfajores.

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