viernes, marzo 09, 2018

Las Ánimas -19-

Ingresé junto a ella al ámbito pesado de la cocina. La falta de olor a comida me resultó notable. La Tía se dio vuelta y comenzó a buscar cosas en los canastos de verdura. Yo sentía una duda fundamental acerca de si hacer o no, preguntas sobre los curiosos eventos ocurridos. A la vez me sentía ridículo y mi mente luchaba por convencerme que todo fue un error de mi percepción y que exponerle mis temores a la tía me dejaría en la posición de un loco. 
- Qué te pasa, Hernán?
- Nada. - mi voz se aflautó como la de un niño. 
- Ah... 
- Ya te vas a poner a cocinar para el amuerzo, Tití?
- No te importa.
- Eh? 
- Que no te importa, digo, que lo único que te importa a vos es saber si te estamos jorobando con Beatríz... Y la gurisa.
  Me reí y el sonido de mi risa fue como un papel arrugándose en la penumbra del mediodía dentro de la cocina. Su sabiduría y el conocimiento que ella tenía sobre mi persona, jamás terminaba de sorprenderme. También sentí un poco de miedo.
- Tenés que saber que la cocina es transformación.
- Lo sé.
- No sabes un carajo a la vela, nene. 
 Se dio vuelta apoyando ambas palmas sobre la mesada central, encarándome. Sus ojos centelleaban, fui diminuto, insignificante y por supuesto, no sabía un carajo a la vela. 

- Qué pasó recién con el pan y todo eso, me pareció como si vos y Beatríz estuviesen jodiendo conmigo. Me hicieron sentir un pelotudo, como si todo lo que yo sé de cocina no valiese un carajo.

- Es que no lo vale, mi amor.

- No seas mala, tía, lo que ne hicieron no existe.

-Si existirá, nene, todo eso que no podemos explicar con lo poco que nos enseñaron en la escuela. Y ni siquiera vos, que estudiaste en la Facultad, nadie, pero nadie se anima a ir más lejos que el Cerro que tiene enfrente. Es como si nos mintieran toda una vida, haciéndonos creer que esto es sólo esto. Que esta pileta es solo ésta pileta. Que este vaso es simplemente un vaso. Que el pan que hizo hoy Beatríz, era solamente un pan.

- Y qué era, tia?

- No te diste cuenta que el único que se percató de lo que hizo Bea, fuiste vos?

- Sí, claro. Fue lo que más me dejó pintado, pensé que me estaba volviendo loco.


- Y sí, te estás volviendo loco. 

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