miércoles, enero 30, 2008

La cara espejada del mar, como una luna de hielo salvaje, me muestra tus pasos en forma de huellas por un cielo muy negro. El viento viene silbando por las ramas adormecidas, veo como se desprenden los pedazos de mi antigua piel mientras la voz en el teléfono cambia sus formas hacia algo más parecido al presente. Siento el poderoso instinto del baile arañar mis arterias desde adentro. Los ojos como sumidos en lenta meditación parecen somnolientos, pero aun procuran sus betas de río donde confluyen las palomas, los bosques y los jardines. Mareo, tal vez una dilatación del conciente por donde pasa tu figura de acero liquido. Noche en un cerro. Goteras de pensamientos sobre el rastro de las estrellas, mientras el horizonte oscuro se las traga de manera más que lenta. Los nombres de las cosas se apoderan de mi mente, prohibiéndome de comprender su verdadero significado. Tomo el manojo de llaves que cuelga de la pared y a medida que esta se tuerce y se desarma en pedazos, cruzo una pierna... entonces comienzo a percibir esa fina fragancia, la delicada armadura de tu suave feromona salvaje. Intento no perderme en el resplandor rojizo de tus ojos, no puedo, caigo, me resbalo y siento que los espejos se enloquecen y las voces de todos los días resultan imposibles de soportar o recordar. De pronto veo tu talle colgando sobre un reguero de relojes despertadores, olvido mi nombre y tu apellido, solo veo tatuajes ahora que se trenzan en una practica militar espartana y las heridas de campos de batallas olvidados, se vuelven iridiscentes en la penumbra de mi corazón, entonces te vuelas, como un pelicano, como una amorfa desaceleración de mis expectativas. No lo comprendo, te vuelvo a encontrar, sentada de espaldas al crepúsculo que tiembla por sobre tu hombro de seda italiana, vuelves a cambiar de nombre, de ojos, de piel, de tormenta. Yo creo que comienzo a entender porque llegué hasta estas orillas de carne cocida, de mosca tailandesa, de ternera fría. Miro otra vez hacia atrás y veo mis huellas hundiéndose en el mar., perdiéndose en la horda de gritos y silencios que te han traído... nuevamente ahora, con otra forma de ave o de planta.

3 comentarios:

Arkadia dijo...

Cuando de surrealismos se trata...
Muy lindo. Me enoja y, a su vez, me hace volver a este blog, el hecho de que nunca puedo menos que leer cada post dos veces.

Arkadia dijo...

Entren a Schedule80.blogspot.com

Es un blog que hice con mi hermano, aunque yo nunca escribo. Y estoy orgullosísima de él, pero nadie lo lee. Si tienen un tiempito, ya saben!

Besos, amigos!

NandoXXI dijo...

Bueno de alguna manera de eso se trata el Fanjo, de volver y volver a leer.